sábado, 29 de agosto de 2009
Sentirse VIVO
Como se puede ser feliz sabiendo que la vida se va a convertir en invierno, en un invierno eterno. Las cosas que nos hacen sentir realmente vivos, son las cosas que vencen a la muerte, las que perduran en el tiempo. Por que el éxtasis, la felicidad, es trascender; es el momento en que todos somos eternos y estamos vivos de verdad. De todas las formas de egoísmo la peor es no pensar en los que vendrán, sin ellos, sin la noción de que la vida es un ciclo sin fin, nada tiene sentido. Te sentís vivo o no cuando la vida pasa, si no cuando vos pasas por la vida. Cuando perdes el miedo a morir y a vivir. Te sentís vivo cuando cada momento es único, irrepetible. Cuando sabes que nada empezó con vos y nada terminara con vos. Solo sabiendo que habrá un mañana, es que podremos vencer a la muerte y sentirnos vivos.
viernes, 28 de agosto de 2009
¿Alguna vez viste llover en un día soleado?
¿Alguna vez vieron a alguien hacer un papelón por lo que siente? ¿Alguna vez ocultaron lo que sienten por miedo al papelón?
Muchos compran gato por liebre acá y se dejan llevar por las apariencias, pero hasta una pajuerana como yo sabe que las apariencias engañan ¿no?
Es mucho más fácil dejarse llevar por las apariencias y vivir en la mentira. Mírense ustedes, todos vestidos iguales, todos hablan iguales…apariencias.
No todo es lo que parece ni todo lo que brilla es oro, eso también deberían saberlo. Mucho brillo hay acá y muy poco oro. Algunos se terminan creyendo las apariencias y así viven…aparentemente viven. Pero vivir de verdad es otra cosa, amar de verdad es otra cosa. Hay que saber mirar muy bien para ver de verdad a la gente, para ver su esencia, y no su apariencia.
A veces el que parece un santo es un demonio, y el que parece un demonio es un santo.
A veces lo que brilla de verdad es una baratija y el oro, el oro de verdad, no brilla. Las apariencias no logran engañar.
Dejense llevar por las apariencias ustedes, van a terminar más desorientados que chancho en departamento.
Lo esencial es invisible a los ojos, pero igual se ve. Hay que abrir los ojos para ver que la verdad no siempre es la apariencia.
Country quiere decir campo ¿no? ¿A esto le dicen campo ustedes? Muchos venden gato por liebre, pero si vos viste una liebre de verdad ¿quién te va a engañar? Ah por ahí es la primera vez que estás con una liebre después de frecuentar tanto gato ¿no?
Pero esto no es un papelón. Papelón es vender country por campo, césped artificial por pasto. Y si alguna vez viste lluvia en un día soleado no te podes dejar engañar por el chorro de una manguera. Eso es un papelón.
jueves, 27 de agosto de 2009
Romeo y Julieta. Acto II
ROMEO Se ríe de las heridas quien no las ha sufrido. Pero, alto. ¿Qué luz alumbra esa ventana? Es el oriente, y Julieta, el sol. Sal, bello sol, y mata a la luna envidiosa, que está enferma y pálida de pena porque tú, que la sirves, eres más hermoso. Si es tan envidiosa, no seas su sirviente. Su ropa de vestal es de un verde apagado que sólo llevan los bobos . ¡Tírala!
(Entra JULIETA arriba, en el balcón.]
¡Ah, es mi dama, es mi amor! ¡Ojalá lo supiera! Mueve los labios, mas no habla. No importa: hablan sus ojos; voy a responderles. ¡Qué presuntuoso! No me habla a mí. Dos de las estrellas más hermosas del cielo tenían que ausentarse y han rogado a sus ojos que brillen en su puesto hasta que vuelvan. ¿Y si ojos se cambiasen con estrellas? El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse, como la luz del día a una lámpara; y sus ojos lucirían en el cielo tan brillantes que, al no haber noche, cantarían las aves. ¡Ved cómo apoya la mejilla en la mano! ¡Ah, quién fuera el guante de esa mano por tocarle la mejilla!
JULIETA ¡Ay de mí!
ROMEO Ha hablado. ¡Ah, sigue hablando, ángel radiante, pues, en tu altura, a la noche le das tanto esplendor como el alado mensajero de los cielos ante los ojos en blanco y extasiados de mortales que alzan la mirada cuando cabalga sobre nube perezosa y surca el seno de los aires!
JULIETA ¡Ah, Romeo, Romeo! ¿Por qué eres Romeo? Niega a tu padre y rechaza tu nombre, o, si no, júrame tu amor y ya nunca seré una Capuleto.
ROMEO ¿La sigo escuchando o le hablo ya?
JULIETA Mi único enemigo es tu nombre. Tú eres tú, aunque seas un Montesco. ¿Qué es «Montesco» ? Ni mano, ni pie, ni brazo, ni cara, ni parte del cuerpo. ¡Ah, ponte otro nombre! ¿Qué tiene un nombre? Lo que llamamos rosa sería tan fragante con cualquier otro nombre. Si Romeo no se llamase Romeo, conservaría su propia perfección sin ese nombre. Romeo, quítate el nombre y, a cambio de él, que es parte de ti, ¡tómame entera!
ROMEO Te tomo la palabra. Llámame « amor » y volveré a bautizarme: desde hoy nunca más seré Romeo.
JULIETA ¿Quién eres tú, que te ocultas en la noche e irrumpes en mis pensamientos?
ROMEO Con un nombre no sé decirte quién soy. Mi nombre, santa mía, me es odioso porque es tu enemigo. Si estuviera escrito, rompería el papel.
JULIETA Mis oídos apenas han sorbido cien palabras de tu boca y ya te conozco por la voz. ¿No eres Romeo, y además Montesco?
ROMEO No, bella mía, si uno a otro te disgusta.
JULIETA Dime, ¿cómo has llegado hasta aquí y por qué? Las tapias de este huerto son muy altas y, siendo quien eres, el lugar será tu muerte si alguno de los míos te descubre.
ROMEO Con las alas del amor salté la tapia, pues para el amor no hay barrera de piedra, y, como el amor lo que puede siempre intenta, los tuyos nada pueden contra mí.
JULIETA Si te ven, te matarán.
ROMEO ¡Ah! Más peligro hay en tus ojos que en veinte espadas suyas. Mírame con dulzura y quedo a salvo de su hostilidad.
JULIETA Por nada del mundo quisiera que te viesen.
ROMEO Me oculta el manto de la noche y, si no me quieres, que me encuentren: mejor que mi vida acabe por su odio que ver cómo se arrastra sin tu amor.
JULIETA ¿Quién te dijo dónde podías encontrarme?
ROMEO El amor, que me indujo a preguntar. Él me dio consejo; yo mis ojos le presté. No soy piloto, pero, aunque tú estuvieras lejos, en la orilla más distante de los mares más remotos, zarparía tras un tesoro como tú.
JULIETA La noche me oculta con su velo; si no, el rubor teñiría mis mejillas por lo que antes me has oído decir. ¡Cuánto me gustaría seguir las reglas, negar lo dicho! Pero, ¡adiós al fingimiento! ¿Me quieres? Sé que dirás que sí y te creeré. Si jurases, podrías ser perjuro: dicen que Júpiter se ríe de los perjurios de amantes. ¡Ah, gentil Romeo! Si me quieres, dímelo de buena fe. O, si crees que soy tan fácil, me pondré áspera y rara, y diré « no » con tal que me enamores, y no más que por ti. Mas confía en mí: demostraré ser más fiel que las que saben fingirse distantes. Reconozco que habría sido más cauta si tú, a escondidas, no hubieras oído mi confesión de amor. Así que, perdóname y no juzgues liviandad esta entrega que la oscuridad de la noche ha descubierto.
ROMEO Juro por esa luna santa que platea las copas de estos árboles...
JULIETA Ah, no jures por la luna, esa inconstante que cada mes cambia en su esfera, no sea que tu amor resulte tan variable.
ROMEO ¿Por quién voy a jurar?
JULIETA No jures; o, si lo haces, jura por tu ser adorable, que es el dios de mi idolatría, y te creeré.
ROMEO Si el amor de mi pecho...
JULIETA No jures. Aunque seas mi alegría, no me alegra nuestro acuerdo de esta noche: demasiado brusco, imprudente, repentino, igual que el relámpago, que cesa antes de poder nombrarlo. Amor, buenas noches. Con el aliento del verano, este brote amoroso puede dar bella flor cuando volvamos a vernos. Adiós, buenas noches. Que el dulce descanso se aloje en tu pecho igual que en mi ánimo.
ROMEO ¿Y me dejas tan insatisfecho?
JULIETA ¿Qué satisfacción esperas esta noche?
ROMEO La de jurarnos nuestro amor.
JULIETA El mío te lo di sin que to pidieras; ojalá se pudiese dar otra vez.
ROMEO ¿Te lo llevarías? ¿Para qué, mi amor?
JULIETA Para ser generosa y dártelo otra vez. Y, sin embargo, quiero lo que tengo. Mi generosidad es inmensa como el mar, mi amor, tan hondo; cuanto más te doy, más tengo, pues los dos son infinitos.
AMA [dentro] ¡Julieta!
JULIETA ¡Ya voy!‑Mas, si no es buena tu intención, te lo suplico...
AMA [dentro] ¡Julieta!
JULIETA ¡Voy ahora mismo!‑ ...abandona tu empeño y déjame con mi pena. Mañana lo dirás.
ROMEO ¡Así se salve mi alma...!
JULIETA ¡Mil veces buenas noches!
ROMEO Mi alma me llama por mi nombre. ¡Qué dulces suenan las voces de amantes en la noche, igual que la música suave al oído!
JULIETA ¡Romeo!
ROMEO ¿Mi neblí?
JULIETA Mañana, ¿a qué hora te mando el mensajero?
ROMEO A las nueve.
JULIETA Allá estará. ¡Aún faltan veinte años! No me acuerdo por qué te llamé.
ROMEO Deja que me quede hasta que te acuerdes.
JULIETA Lo olvidaré para tenerte ahí delante, recordando tu amada compañía.
ROMEO Y yo me quedaré para que siempre lo olvides, olvidándome de cualquier otro hogar.
JULIETA Es casi de día. Dejaría que te fueses, pero no más allá que el pajarillo que, cual preso sujeto con cadenas,
la niña mimada deja saltar de su mano para recobrarlo con hilo de seda, amante celosa de su libertad.
ROMEO ¡Ojalá fuera yo el pajarillo!